hay un cuento de la Duras, creo, que de entre todos sus Relatos orientales es el que siempre me emocionó, incluso me hizo llorar en alguna ocasión.
El cuento explica la historia de una concubina de palacio enamorada del emperador, uno muy poderoso y muy guerrero (y muy machista, como todos los de su casta en los cuentos). Vivían juntos en palacio hasta que, un buen día, la concubina dejó de ser tan joven como antes y el emperador dejó de mostrar interés por ella. Al cabo de un tiempo llegó una nueva concubina a palacio, más joven y bella, y el emperador se deshizo en atenciones hacia la nueva, dejando a la enamorada concubina abandonada. Ésta, viendo que la situacón sólo podía empeorar y sabiendo que el emperador nunca la volvería a amar dejó el palacio.
Al cabo de los años, y vivendo sola y vieja en la montaña, la antigua concubina se encontró con un viejo herido en un camino y se lo llevó a su cabaña para curarlo. En seguida se dio cuenta que se tataba del emperador, anciano y caído en desgracia, y volcó en las curas todo su corazón.
El emperador se recuperó y se quedó, para terminar la vida, en la cabaña de la vieja, a quien nunca reconoció.
Momentos antes de morir ella le preguntó cuál era el recuerdo, de lo vivido, que más alegría le producía. Él le dijo que el amor, y le enumeró a todas las concubinas que había tenido, una por una, por sus nombres. Sólo olvidó uno: el suyo.
1 comentario:
Gràcies, lu. De fet el títol orginal dle post era "Duras o Yourcenar". Com veus, els meus records tampoc no són molt alegres
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